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La noche de los brazos cruzados

POSDATA: Por Gastón Espinosa

 

Vendieron muy cara la historia de que a Tamaulipas le iría bien con un gobernador de Morena. La similitud ideológica con el inquilino del Palacio Nacional provocaría una histórica cascada de beneficios para los tamaulipecos, solo que la realidad fue otra.

Mintieron una vez más. Lo que el presidente López Obrador buscaba era tener un empleado como Gobernador, que asumiera el simple rol de alcahuete presupuestal, porque Tamaulipas sigue sufriendo una cascada (eso sí) de recortes presupuestales en Salud, educación y campo. Las carencias, deficiencias y olvidos de hospitales, escuelas y la zona agrícola son patentes.

Lejos de encontrar algún reproche u oposición, el gobernador Américo Villarreal se limitó a cruzarse de brazos y aguantar vara. Su última visita con el Presidente fue más para una fuerte llamada de atención ante el embate de inseguridad que se vive en gran parte del estado y el anuncio de nuevos recortes para financiar los proyectos estériles del sexenio que en nada beneficiará a Tamaulipas (y si es que se terminan).

La imagen de AMLO y el Gobernador no manda confianza ni optimismo como dicen sus corifeos. Al contrario, es la imagen de un servicial empleado palmeado por su patrón por su silencio y complicidad.

Américo está cumpliendo con su papel de lacayo y a cambio recibe migajas y permisos para que su querubín se mueva por el estado impunemente y con recursos oficiales, con su juguete llamado Avanzada tamaulipeca, cuya mejor hazaña es repartir paracetamol en sus eventos.

Es imperante no seguir perdiendo tiempo ante la ineficacia de un Gobernador sumiso que no entiende ni atiende los graves problemas del estado y si llega a saberlos, entonces es opaco e inepto.

Américo Villarreal cuya imagen icónica de brazos cruzados ante la tragedia en Ciudad Madero (siete horas después llegó al lugar del siniestro) quiere replicar la medida que su jefe López Obrador le está aplicando…busca acomodar a incondicionales en las alcaldías y con perfiles de sumisos, pusilánimes y leales (igualitos que él) para aplicar recortes y endosar gastos a cargo de erarios municipales como la policía estatal a la que quiere municipalizar.

Cruzarnos de brazos como lo hace el gobernador ante los recortes y la tragedia, tendrá serias implicaciones para el estado y nuestra ciudad. Seguir aferrados a la creencia de que Morena en Mante representaría avance o crecimiento es ignorar que desde hace cinco años todo ha sido malas noticias y que a un año de Morena en Tamaulipas, esto va de mal en peor.

La política de brazos cruzados está jodiendo a los niños en su educación, jode a los maestros, jode a los pacientes en los hospitales y ya jodió a los productores del campo.
¿Nos cruzaremos de brazos?