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Piden migrantes usar tren para evitar extorsiones

Señalan que cuando pasan por áreas de inspección por parte del Instituto Nacional de Migración (INM), les quitan dinero

Para evitar ser extorsionados por personal del Instituto Nacional de Migración (INM), migrantes en Ciudad Juárez clamaron que no les quiten el tren para trasladarse hacia la frontera con Estados Unidos.
«No quiten el tren porque es la mejor ayuda que tenemos», comentó Reynaldo Álvarez, originario de Venezuela, quien arribó este miércoles a esta ciudad fronteriza a bordo del tren de carga, junto con aproximadamente 500 migrantes más.
El venezolano de 49 años de edad, quien era taxista en su país natal, explicó que el ferrocarril, además, es el único medio de transporte para poder continuar en busca del sueño americano porque carecen de recursos.
Señaló que cuando pasan por áreas de inspección por parte del Instituto Nacional de Migración (INM), les quitan dinero.
«La migra nos quita lo poco que tenemos», lamentó el hombre mientras probaba un sandwich en una banqueta del Eje Vial Juan Gabriel, en el exterior del Centro Integrador para el Migrante «Leona Vicario», operado por el Gobierno federal, a donde llegaron a solicitar albergue y el cual se ubica cerca de una estación ferroviaria, donde generalmente se bajan las personas en movilidad luego del viaje.
Los migrantes se suben al tren en Huehuetoca, en el Estado de México, y desde ahí emprenden su viaje hasta la frontera, en medio de un intenso calor en el día, frío en la noche y hasta lluvia y viento.
Así como estos migrantes, son miles de personas de centro y Sudamérica que suben al tren de carga para llegar a la frontera, lo que provocó que Ferromex para el martes 60 trenes en distintas ciudades de las regiones sur, centro y norte del País, por el riesgo a sufrir graves accidentes.
Emerson Lewis, de Nicaragua, quien también llegó después del mediodía a Juárez en el ferrocarril, consideró que si les prohíben usar los vagones, buscarán llegar de otra forma, quizá por medio del desierto, lo cual dejará más muertes.
Lewis expuso que gracias al tren pueden avanzar hacia la frontera entre México y Estados Unidos sin dar una cuota al personal del INM.
«A la Migración tenemos que pagar para pasar», sostuvo.
«Eso es lo que enfrentamos nosotros como migración todos los días, todos los días enfrentamos porque donde hay caseta, donde hay gente de Migración, tenemos que pagar», aseveró.
«Los migrantes pedimos al Gobierno de México que no nos quite el tren a los migrantes, a los otros que vienen, más bien que nos ayude», sugirió Lewis.
Sugirió que las autoridades mexicanas dialoguen con el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para apoyar a migrantes como él, que, dijo, quieren trabajar.
«Nosotros no venimos aquí a hacerle daño a nadie, sino que andamos buscando cómo pasar a Estados Unidos a trabajar».
Previeron que si llegan a prohibirles utilizar el tren colapsarían los migrantes.
«Otra forma (de avanzar hacia la frontera) sería por el desierto, caminando, llegar día tras día, pero va a haber muchos muertos, mucha hambre, mucho sol, mucho sufrimiento», enfatizó.
El nicaragüense aseguró que policías y militares no los molestan.
«Los que hacen eso es de Migración, pero lo que es la Policía, el Ejército, ellos suben y no nos molestan para nada».
Algunos migrantes ingresaron a México desde hace mes y medio, pero el viaje a Ciudad Juárez lo emprendieron en tren hace cinco días hasta llegar este miércoles poco después del mediodía.
«Sabanas por el sol, cobijas por el frío de la noche, la lluvia, bolsas negras para la lluvia», enlista otro migrante, Gustavo Navo, las inclemencias que vivieron en el trayecto.
«Había uno o dos compañeros que venían arriba en los vagones porque ya no había dónde meterse», recordó.
Pese a la culminación del Título 42 en mayo pasado y la aplicación del Título 8, no ha cesado el flujo migratorio en Ciudad Juárez, a donde a diario llegan cientos de migrantes, muchos de ellos a bordo del tren.
El Título 8 conlleva consecuencias más severas por entrada ilegal, entre ellas una prohibición mínima de cinco años de reingreso y un posible proceso penal.